Aquiles y Agamenón están en una constante disputa para mostrar superioridad ante el otro ya que son sumamente vanidosos.

En la guerra de Troya descrita en la Ilíada, Aquiles y Agamenón son los dos hombres más poderosos. Agamenón es el rey. Aquiles es el mejor guerrero. Es el hecho de que los dos sean los más poderosos, lo que los lleva a tener una constante competencia para mostrar su superioridad ante el otro.
En general, Aquiles hace lo que hace (luchar) con el fin de ser recordado. Por otro lado, Agamenón hace lo que hace para tener más poder. Él no envió a todo su ejército porque Paris tenía la mujer de su hermano. Agamenón llevó a su ejército para que, al ser victorioso, controle una ciudad que le daría más riquezas por medio del comercio; algo fundamental para incrementar sus fronteras y así tener más tierras, más poder. Troya es necesaria para llegar al mar negro y así tener contacto con el occidente del Mediterráneo. Aquiles quiere que piensen en él años después de su muerte; que sepan que fue superior que todos en combate. Entonces, la vanidad de Aquiles está en ser recordado, mientras que la de Agamenón está en tener más poder.
Al hablar del status social de una persona, es importante referirse al respeto que tiene de los demás. Agamenón, es el hombre más poderoso de la guerra. Aún así, los demás lo respetan únicamente porque es un deber. Como aquel alumno que aprieta las uñas fuertemente contra su palma de la rabia que siente hacia la profesora, aún así, debe sonreírle. Los soldados tienen la misma relación con Agamenón. Le sonríen, pero por simple “deber”: “Así dijo. El fuerte Diomedes oyó con respeto la increpación del venerable rey y guardó silencio.” Pg. 86 (cuando sale “Así dijo”, se refiere a lo que anteriormente había dicho Agamenón para tratar de alentar a sus tropas). Aquiles, es el profesor al que el alumno ve y sonríe. Pero la sonrisa no es fingida, es una sonrisa que le sale por voluntad. El alumno, siente que le debe respeto, pero no porque es un deber, si no porque siente que lo merece. Olvida que el otro es el profesor en cuanto a subordinación. Aquiles tiene la misma relación con los soldados. Es el ejemplo de los soldados, quienes lo admiran y sienten que le deben respeto.
Aquiles es necesitado en la guerra, tanto para alentar a las tropas, como para combatir eficientemente. Agamenón sabe que es inútil y por lo tanto, trata de formar parte de la guerra para sentirse orgulloso. En esto se basa su vanidad. Aquiles sigue sin participar en la guerra para mostrar que se necesita para ganar la guerra; parte de su vanidad. Agamenón es un hombre inseguro y dependiente de los demás, lo cual no es malo. El problema es que al ser inseguro, piensa que ser dependiente es malo, y por lo tanto trata de mostrarse seguro e independiente. Lo dice en sus discursos; en los que trata sin éxito, de alentar a los soldados. Trata de mostrarse superior en combate para tratar de ganarle a Aquiles en su propio campo y mostrar seguridad: “… y Agamenón acometió el primero, porque deseaba adelantarse a todos en la batalla” Aquiles, por el contrario, es totalmente independiente. Debido a que es seguro, piensa que es bueno ser independiente. Aquiles, en contraste a Agamenón, fortalece lo que sabe que tiene y no trata de aparentar algo que no tiene.
El pavo real exhibe sus plumas de la cola porque tiene grandes plumas. El león ruge porque tiene un rugido aterrorizante. El lobo muestras sus dientes porque tiene colmillos afilados. Es cierto que en el mundo animal aquellos que tienen un fuerte, lo muestran para exponer superioridad. Al mostrar superioridad, se necesita humillar al otro. Es por esto que Aquiles humilla al oponente de una manera física, ya que es superior en este aspecto. Lo muestra cuand humilla a Héctor mediante una batalla donde muestra su superioridad frente a su oponente. Agamenón, es un hombre poderoso y por eso exhibe su poder. Le trata de mostrar “sus colmillos” o “sus plumas” a Aquiles. Le quita su botín, enseñandole que tiene el poder de hacerlo. Hay que prestar atención a que no lo retó a una batalla, ya que sabe que pierde. Aquiles, reta a Agamenón usando la fuerza física: “-Cobarde y vil podría llamarse si cediera en todo lo que dices; manda a otros, no me des órdenes, pues yo no pienso ya obedecerte. Otra cosa te diré que fijarás en la memoria: no he de combatir con estas manos joven, ni contigo, ni con otro alguno, pues al fin me quitáis lo que me disteis; pero de lo demás que tengo junto a mi negra y veloz embarcación nada podrías llevarte tomándolo contra mi voluntad. Y si no, ea, inténtalo, para que éstos se enteren también; y presto tu negruzca sangre brotará en torno de mi lanza.” Pg. 20
Todo esto se resume en que Aquiles y Agamenón tienen una constante competencia. Es el orgullo el cual no los deja darse la mano y disculparse. Ambos son sumamente vanidosos. Las vanidades de cada uno son las que los hacen hacer lo que hacen. La vanidad que lleva a Agamenón montarse en un caballo, sacar pecho y tratar de mostrarse seguro e independiente. La vanidad es la que lleva a Aquiles seguir sentado en el campamento sin ir a la batalla aunque no haya ido a las costas de Troya. La vanidad que lleva a Agamenón a quitarle el botín a Aquiles. Dos leones que están compitiendo no van a parar de rugir y disculparse. Cada cual va a seguir rugiendo lo más duro posible para humillar al otro. Uno de ellos se quedará sin aire primero y así, el otro, al haber humillado al oponente, dejará de rugir. Esto mismo sucede entre Aquiles y Agamenón. (A Agamenón se le acabó el aire primero, y por eso, le pide disculpas a Aquiles; lo que hace que Aquiles luego valla a la guerra.)

Citas:
Ilíada por Omero